Pese a llevar cerca de medio año al mando del cuartel de Iznájar y haber resuelto un crimen que le ha encumbrado dentro del cuerpo, Ernesto Pitana, sargento de la Guardia Civil, no logra adaptarse a su nuevo destino. Y para complicar aún más su existencia, en la madrugada del día de Reyes, aparece en la playa de Valdearenas el cuerpo sin vida de Martín Urquijo, un curandero más conocido como el santo de Villalobos —en referencia a la aldea de Alcalá la Real donde
residía—, heredero de una legendaria estirpe que ha obrado milagros en la zona desde el siglo XIX. En una áspera tierra de olivos, un mundo ancestral en el que nada ni nadie es lo que parece, el sargento Pitana —junto a la cabo Montero y su peculiar y heterogéneo equipo— se hará cargo de la investigación y tendrá que lidiar, desde el comienzo, con la apremiante sed de justicia de los fieles del santo y con la singular idiosincrasia, a caballo entre la tradición, la desconfianza y la devoción religiosa, de los habitantes de la comarca.