Con la brillantez intelectual que le caracteriza, James Hillman considera en el primer ensayo de este libro que la «psicología profunda» debe ir más allá de cualquier terapia o consideración individual, para enseñarnos a recuperar la experiencia vital del corazón y del alma a partir de la antigua sabiduría planteada por Platón, Ficino y Henry Corbin. Hillman elimina de entrada los prejuicios mecanicistas y apunta a una nueva dirección que denomina «psicología profunda de la extroversión». Una suerte de terapia que se expresa mediante imágenes y potencia el poder imaginativo.