Nos encontramos ante una novela trepidante cuyo protagonista no es otro que Mikel Lejarza (el “Lobo”).
La historia comienza en plena época de la Transición española, con un robo de información y un requerimiento al Lobo para que centre su trabajo en un asunto bastante humilde, teniendo que abandonar aquello que realmente le interesa a Mikel. A partir de aquí, nos adentraremos en ese mundo, muchas veces desconocido, del espionaje y los servicios secretos (nacionales e internacionales) y conoceremos los intereses de la potencia americana para favorecer la democracia en España, las traiciones, los secretos y las tretas que son capaces de crear los agentes.
La narrativa de Fernando Rueda es estupenda, pues logra involucrar al lector en la historia desde el comienzo, y muy cuidada (particularmente, el símil que establece entre los templos romanos y el CESID en la primera página, es fantástico). A esta calidad narrativa, hay que añadirle la creación de unos personajes con una personalidad y manera de expresarse bien definida y diferente en cada uno de ellos, lo que les otorga gran realismo.
No podemos dejar de destacar una trama lograda que, como toda novela de espionaje que se precie, consta con una cantidad de giros y situaciones inesperadas que le dan dinamismo a la lectura. Todo ello de la mano de un experto en espionaje y servicios secretos, como es Fernando Rueda. En muchas ocasiones es imposible discernir qué aspectos forman parte de la historia de España y cuáles de la creatividad e imaginación del autor.
Para aquellos que estéis dudando en elegirlo como próxima lectura os diré que es un libro sencillo de leer, no hace falta conocer los servicios secretos para poder entenderlo. Si bien, yo disfruté especialmente investigando un poco sobre ellos porque Fernando Rueda ha creado un libro de los que te dejan con ganas de investigar, una vez terminado. No os dejará indiferentes. (Gloria Mª Martínez Tarazona, 26 de agosto de 2020)