En unas jornadas para profesores, se propone un ejercicio con el fin de prevenir y reducir los casos de acoso escolar. Toño, el director de un instituto de Gijón, está convencido de que esto no ocurre en su centro. Al regresar del curso, se da cuenta de que no solo su instituto es igual que los demás, sino que ha estado tan ciego que se están dando conductas que no ha sido capaz de detectar. Decide entonces escoger a un alumno para que se integre entre los compañeros y obtenga de primera mano información sobre este tipo de situaciones. El joven al que elige no está nada convencido de aceptar, no es ni quiere ser un chivato. Sin embargo, poco a poco se da cuenta de que su labor va mucho más allá de ir con chismes al director. Y parece que se lo toma demasiado en serio…