Mariano José de Larra afirmó una vez que escribir en España era llorar. Con esta frase describía la tónica general de las penurias padecidas por quienes se dedicaban a la literatura en la España decimonónica. Sin embargo, desde finales del siglo XIX y ya de forma clara en la primera mitad del siglo XX, la situación empieza a cambiar para los autores, pues el trabajo de escritor se va a ir convirtiendo en un oficio. El presente ensayo analiza desde una perspectiva histórica y sociocultural la profesionalización del escritor. No se trata de llevar a cabo una historia de la literatura del primer tercio del siglo pasado, sino de realizar una historia del contexto económico y cultural de esa literatura. Este libro analiza no solo al autor en tanto que productor, sino cómo, con más o menos fortuna, los escritores pudieron ganarse la vida a través de distintos oficios relacionados con la escritura. Se estudia, por tanto, la vinculación existente entre el autor y los editores, la importancia de estos últimos como difusores de las obras, y la creación de asociaciones para la protección de los derechos de los autores como la SAE y la SGAE. En definitiva, se pretende ofrecer una amplia perspectiva de la irrupción del mercado en la creación artística, irrupción que en no pocas ocasiones ha conducido, inevitablemente, a una diferenciación creciente entre la literatura de alta calidad, minoritaria, y la literatura popular, entendida como producto de consumo.