A Clementine le atormenta el remordimiento. Era solo una barbacoa. Ni siquiera conocían demasiado bien a los anfitriones, se trataba de amigos de sus amigos. Podrían haberse negado a acudir con facilidad. Pero ella y su marido, Sam, dijeron que sí. Y ahora nunca podrán cambiar lo que hicieron y no h...