El autor nos cuenta la aventura que protagonizó con un amigo, dos adolescentes de 16 y 18 años que decidieron viajar hasta Buenos Aires para conocer a Borges. Se colaron en su casa y abordaron los más disímiles temas a lo largo de cinco visitas. ¿Y de qué hablaron? De todo. De grandes escritores, de poetas, de la ceguera, de sexo, de su gato... María Kodama se divirtió mucho al leer el manuscrito y se tomó la molestia de coronarlo con un prólogo. “Se siente el amor, el respeto y el conocimiento que tienen de la obra”, escribe. Alejandro Pose Mayayo nos trae un Jorge Luis Borges distinto, con toda la sabiduría de un hombre de 80 años —que se divierte como un niño— charlando con dos alumnos de escuela secundaria. La historia, sencillamente, ¡genial!