Del cómo y el porqué de esta apresurada guía para sobrevivirte a ti mismo, compañer@ autónom@, da buena cuenta acaso el más autónomo de los autónomos –y, para más señas, en sus propias palabras, su propio esclavo y negrero–. Y, con la solemnidad debida para sobrellevar semejante martirio, nos obsequia con el primer spoiler: no hay remedio... ¿o acaso sí pueden ayudarnos los preceptos de tan alumbrado creador, diseñador, cómico y autónomo? Para quienes, a lo largo y ancho de su vida laboral, no tienen otra que cotizar en el Régimen General de la Seguridad Social, esta guía nos brinda la hoja de ruta ilustrada para lidiar con la desdicha eterna; trufándola, eso sí, con muy sabios consejos que dicha condición nos impone seguir a rajatabla a quienes compartimos tal desamparo y, sin entender muy bien por qué ni cómo, aceptamos cuanto el recaudador de impuestos tenga a bien incautarnos –incluso cuando nada facturamos–, sin compasión. Escudriñando, pues, entre las enseñanzas de sus propias angustias y desaciertos, y sabedor de la importancia de tan necesario empeño, nos ofrece un elenco de instrucciones muy precisas, valiéndose de aforismos lapidarios, desopilantes ilustraciones, epifanías animadas, un glosario (con latinajos de muy dudosa procedencia) y otras clarividentes lindezas que hacen del calvario de todo emprendedor que se precie (y desprecie) un tormento harto más llevadero hasta el suplicio final. Audaces autónom@s, ante la que se nos viene encima, por si no teníamos suficiente, esta lectura tal vez os permita, por fin, dilucidar si de veras existe salvación para el autónomo. ¿La respuesta? Pasen (por ventanilla) y lean… Y pide la factura, que esto desgrava.