Cofundador de los Beach Boys, Wilson compuso buena parte de la atemporal banda sonora del pop más lisérgico –y no solo apto para surferos– de los años sesenta. Con especial cuidado en la armonización de sus canciones y exquisito paladar para la instrumentación, sus letras nos transportan desde el indolente vitalismo playero y asilvestrado jipismo a las oscuras simas de este genio torturado. Sus temas, hoy míticos, dan fe del alcance de la revolución que llegaría de la mano de este sofisticado talento natural. Con el coraje y la iluminación de quien tiene el ego convenientemente hecho trizas, Wilson nos invita a sumergirnos en el vertedero de sus recuerdos. Por fin, las memorias de uno de los más grandes protagonistas de aquella década prodigiosa…