En Yo pensé que conocía el alba, Andrés Ugalde logra una síntesis poco común en la lírica contemporánea: la fusión de la sensibilidad íntima con la conciencia histórica colectiva. Lejos de la abstracción, la poesía de Ugalde tiene raíces y dialoga, con nombre y apellido, con el panteón de las luchas latinoamericanas: Montalvo , Alfaro y Bolívar no son estatuas, sino interlocutores vivos en un presente que sigue en disputa. La estructura de la obra, que intercala potentes poemas sociales e históricos con reflexiones sobre el amor y la existencia, dota al conjunto de una profunda humanidad. El poeta nos recuerda que la batalla política se libra también en la soledad de la escritura y en la "enloquecida carrera" de la vida moderna. Mención aparte merecen los "Cantos" a Cuenca, que anclan esta visión continental en la patria chica. Ugalde retrata una ciudad que es, a la vez, cuna cañari e inca , bastión de poetas y revolucionarios, y refugio personal. Este no es solo un libro de versos; es un documento de sensibilidad social, un manifiesto contra el olvido y una necesaria reflexión sobre el poder de la palabra. Una obra valiente y necesaria para los tiempos que corren.