En los siglos XIII y XIV se recopilaron, en cancioneros más o menos extensos, los poemas de los trovadores acompañados de unos textos en prosa, de extensión desigual y, por lo general, de redactor anónimo, en los que se habla del poeta y de las circunstancias a las que se refieren sus poesías. Son las Vidas y las razós, narraciones literarias de una sorprendente viveza y unidad de estilo, y primer intento en lengua romance de narrar una historia. Hoy nos sorprenden por su ingenuidad, por lo que tienen de curioso y original esfuerzo de exégesis poética, y nos transportan—de la mano del profesor Martín de Riquer, uno de los máximos especialistas en literatura trovadoresca—, hasta los orígenes de la narrativa europea, a un mundo de aventuras novelescas, de amores y damas.