Llegamos a la edad de los recuerdos, de las experiencias; de lo que ocurrió y todavía permanece, acompañándonos. Los poemas de Una arena tan sensible hablan sobre aquello que guarda dentro de su dureza y su carácter inerte la esencia del fuego, del agua, de la tierra; de los elementos que, en definitiva, constituyen los días que se engarzan con otros días, y con más días, así desde el comienzo hasta el final. Versos rotundos, los de Matías Miguel Clemente: de la materia misma del metal o de la piedra, cuyas presencias impregnan la lectura. Presencias esas, entonces, y también esos recuerdos y esas experiencias, que después de conformarse como materia de lo inexistente, se mantienen —sin embargo— iguales al latido de un corazón que repercute en todo cuanto nos rodea. Fiel al espíritu de Dante, escribiendo desde la mitad del camino de la vida nuestra, Matías Miguel Clemente nos propone reflexionar sobre lo que nos ha marcado, sobre lo que hemos conseguido y lo que nos escapó, y festejarlo. Estos versos piensan sobre el milagro creativo en todas sus facetas, sobre el descubrimiento total del propio sentido de existencia... Con un lenguaje sobrio y elegante, preciso, y con un lenguaje que arraiga en la emoción, en poemas que resulta sencillo vincular con nuestra propia memoria, Matías Miguel Clemente nos invita en Una arena tan sensible a descubrir en qué consiste esto de la vida.