En agosto de 1897, el joven comandante belga Adrien de Gerlache partió para una expedición de tres años a bordo del barco Belgica con sueños de gloria hacia el extremo inexplorado de la Tierra: el continente helado de la Antártida. Pero sus planes se torcerían rápidamente. Tras varios contratiempos, el comandante se enfrentó a un dilema entre dos malas opciones: dar marcha atrás derrotado y evitar a sus hombres el devastador invierno antártico, o perseguir temerariamente la fama adentrándose en las gélidas aguas. De Gerlache siguió navegando, y pronto el barco quedó atrapado en las heladas aguas del mar de Bellingshausen. Cuando el sol se puso por última vez sobre el magnífico paisaje polar, los ocupantes del barco quedaron condenados a meses de noche interminable. En la oscuridad, acosados por una misteriosa enfermedad y asediados por la monotonía, descendieron a la locura. En Un manicomio en el fin del mundo, Julian Sancton despliega un relato épico de aventuras y horror.