Cuando un paciente acude a pedir ayuda a un terapeuta, ¿tiene en realidad un problema de la mente o del cerebro? Esta cuestión presenta muchas implicaciones prácticas. Para el paciente, la primera pregunta es: ¿Debo acudir a un psiquiatra para que me trate con medicación o es más conveniente ir a un psicólogo y tratarme con psicoterapia? Para el terapeuta las dudas son aún más numerosas: ¿En qué casos es imprescindible la medicación? ¿En qué situaciones está contraindicada? ¿Ante qué tipo de problema se debe plantear una psicoterapia? ¿Cuál es la mejor psicoterapia para cada paciente? ¿Puede la psicoterapia ser perjudicial? ¿Qué interacciones se producen entre la medicación y la psicoterapia? ¿Cuál es la experiencia subjetiva del paciente con los psicofármacos? ¿Cómo se pueden integrar el tratamiento psicoterapéutico y el farmacológico?