La historia de la SA acabó con el hundimiento del III Reich. Si bien la organización perdió su capacidad de influir en las grandes decisiones políticas, desde 1934 y hasta 1945 mantuvo notable influencia en la sociedad alemana, contribuyendo decisivamente a mantenerla fiel al nacional-socialismo. Tras la victoria aliada, el Tribunal de Nüremberg condenó a un gran número de los líderes políticos y militares del III Reich. Pero ninguno de los enjuiciados en los grandes procesos ante ese Tribunal fue un jefe de la SA ni atribuyó carácter de “organización criminal” a la misma, lo que libró de no pocas penalidades a los cientos de miles de alemanes que habían pertenecido a ella. Nacida como una “Wachverbände”, una milicia patriótica, la SA se convirtió en una “Parteitruppe”, una milicia partidista, sin por ello perder nunca su vocación de ser el núcleo de un nuevo “Revolutionsarmee” o Ejército Revolucionario.