Jardiel Poncela es divertidísimo. Y ligero. Y nada banal. En realidad, podríamos dejar el comentario aquí, y recomendar vivamente la lectura de sus novelas desde YA.* Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes? es el desternillante retrato de un don Juan capaz de tener treinta y tantas mil conquistas en su haber. Una excusa con la cual Jardiel dispara contra todo y contra todos, con ese estilo tan suyo donde el humor y el juego alcanzan su máxima expresión. Por el relato discurre una amplia variedad de personajes caricaturizados, desde el protagonista, el ligón Pedro de Valdivia, a sus conquistas, pasando por sus familiares, sus amigos, y llegando hasta la horma particular de su zapato, la mujer que ha de ser la mujer. Estos personajes aparecen distorsionados, llevados a la hipérbole pero divertidísimos, inmersos en un relato plagado de ingenio, donde la ruptura de la cuarta pared por parte del narrador es constante, y el recreo y la irreverencia se encuentran casi en cada párrafo, o en cada frase, si se apura. Y hay que anotar también la estupenda edición llevada a cabo por Blackie Books: los juegos tipográficos de la novela y el jolgorio que destila se recogen aquí a las mil maravillas. Tan solo tiene Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?, un defecto. Pero un defecto tan grave, que se convierte en imperdonable: se clausura aquí la colección dedicada a su autor. Habrá que buscarlo en otros lados, o en otros lodos, pero ya no será lo mismo. Pues Jardiel y Blackie Book se han mimetizado a la perfección. (Carlos Cruz, 20 de marzo de 2015) * Cumpliendo algunos requisitos, claro. Que se sepa leer, por ejemplo. O que se disponga de unos pocos euritos para hacerse con un ejemplar, o en su defecto, tener al alcance un amigo generoso e ingenuo —que dejará de ser amigo en cuanto se le robe el libro— o una biblioteca. O tomarse demasiado en serio el feminismo, pues se cae en el riesgo de pensar que Jardiel es, sencillamente, misógino. O alergia al papel. O...** ** Que conste que estas notitas al pie no eran necesarias, pero oigan, las notitas otorgan una impresión de seriedad a los libros —y esto ni es un libro, solo una reseña—, y es lo que a Jardiel le hubiera agradado tratándose de una de sus novelas, ¿no?
hace 9 años