Japón y su política expanisonista destrozaron las vidas de millones de asiáticos y, pese al ocaso sobrevenido tras la destrucción de Hiroshima y Nagasaki, el sol nipón continuó abrasando a gente inocente. Por extraño que parezca, todo ese infinito sufrimiento, el de las cinco generaciones de coreanos que protagonizan Pachinko, tiene nombre de mujer: Sunja. Inaccesible al desaliento, incansable en el trabajo y capaz de encajar los golpes más terribles, Sunja será testigo de la división de su país, la derrota de Japón y la persecución de los cristianos; como emigrante, experimentará el dolor que causan la discriminación racial y sexual. Sin embargo, las lecciones más duras las escribirán sobre su piel aquellos a quienes protegió y, sobre todo, la persona en la que nunca debió confiar. La novela de Min Jin Lee es un homenaje a las mujeres que no se rinden, a las que se enfrentan al qué dirán y a las que nunca regresaron a su tierra. Su forma de narrar, sencilla y homogénea, resume magistralmente la historia asiática del siglo XX y la batalla que libraron los perseguidos por el odio. Frente al pachinko que entonces supuso estar vivo, frente al azar de las bolas que suben y bajan en un juego aparentemente sencillo, prevaleció la voluntad de quienes no se doblegaron. Pachinko es una ocasión extraordinaria y única para introducirse en la literatura coreana actual sin temor al tedio. (Jorge Juan Trujillo, 19 de marzo de 2018)
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