Mangogul, Mirzoza, sobre el estado de las ciencias, la literatura, la filosofía y la política. Agotados todos los temas, el sultán se aburre. Mirzozada con la solución: invocar a Cucufa, el genio protector de la familia real. El estrambótico mago entrega a Mangogul una sortija, pero le advierte que las mujeres a las que dirija el engaste del anillo hablarán de sus enredos amorosos, "pero no por la boca sino por la parte más franca que hay en ellas y la mejor instruida en las cosas que queréis conocer: por sus dijes...". Sobre esta fábula orientalizante, Diderot construye una implacable y divertida sátira sobre las costumbres eróticas de su país y de su tiempo, la Francia del absolutismo despótico y la Ilustración.