Asomarse al precipicio sin caer en él. Atisbar el horror y echar a correr cuando alargue la mano hacia nosotros. Descender a los infiernos, a los que están más allá de la vida, diseñados para aterrarnos pero que nos dan la esperanza de que nuestra extinción no sea definitiva (porque donde hay infierno suele haber también un paraíso), o a los que la mano del hombre ha incrustado en el mundo: los infiernos de la guerra, de la locura, de la miseria, del sufrimiento extremo. El hombre (el héroe ingenuo, el loco, el desesperad) que se asoma a las zonas más oscuras y ocultas del subconsciente irremediablemente se deja en el viaje jirones de la propia piel. Con textos de: Aristófanes; William Blake; Mijaíl A. Bulgákov; Joseph Conrad; Julio Cortázar; Dante Alighieri; Homero; Leopoldo Marechal; Ovidio; Francisco de Quevedo; François Rabelais; Arthur Rimbaud; Bernard Shaw; Virgilio. Con ilustraciones de: Eugène Atget; Andrea de Bonaiuto; Francis Bacon; William Blake; William-Adolphe Bouguereau; Jan Brueghel; Francis Ford Coppola; Doyague; Johann Heinrich Füssli; Francisco de Goya; Anna E. Lukasik-Fisch; Maestro de Bedford; William T. Maud; Miguel Ángel; Joachim Patinir; Cristoforo de Predis; Utagawa Kunyoshi.