La señora Stendhal es una novela no muy extensa ambientada en la postguerra (década de los 40 hasta la muerte de Franco aproximádamente), en un pueblo de Gerona. Tras la contienda, el pueblo está sometido al capricho de los terratenientes, quienes se han apropiado de tierras y aumentado su poder. El protagonista de la historia es Lluc, un niño que desconoce la identidad de su padre y cuya madre fue asesinada en los tiempos confusos de la guerra civil. En su horfandad, Lluc es acogido por la señora Stendhal, el padre y el hijo de esta. En este contexto, Lluc vive en un ambiente bucólico donde las consecuencias de la contienda aún se manifiestan, sobre todo en los sufridos silencios del abuelo Didac (el padre de la señora Stendhal) y en el carácter rebelde de Dani (el hijo). Lluc va a la escuela, junto con Dani conoce a la gente del pueblo, ayuda al abuelo en el huerto, esas rutinas y lo que ve y escucha en la casita blanca donde vive provocan su curiosidad y hacen palpables los misterios que parecen habitar en la zona. El mayor enigma es lo que no puede ver y se esconde más allá de la carretera y se pierde en las montañas. Pero cierto día una serie de hechos, fruto de los rencores u odios aún vigentes, hacen que su existencia cambie y se precipite hacia lo desconocido. Cabe destacar que, pese a ser inicialmente un personaje infantil el que posee mayor peso en la trama, esta no se infantiliza, al contrario, Lluc toma conciencia de su entorno y va madurando a la par, con sus virtudes y defectos. Igualmente, el resto de personajes mantienen su importancia y espacio en todo el relato. Es una lectura agradable, sencilla, de las que empiezas y prácticamente te zambulles en ella hasta que terminas. A esto ayuda que el estilo del autor es llano, sin florituras, los guiones y descripciones son precisos, los personajes bien definidos, dando como resultado una historia entrañable. Muy recomendable. (Dolors Martínez, 5 de septiembre de 2017)
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