Redactar el currículum cuando acabas de ser despedida, no tienes pareja estable y sólo hace seis días que murió tu madre exige un optimismo inalcanzable, por mucho sentido del humor que se tenga. En ello anda Micaela Salazar, Mica, 38 años, periodista, divorciada, sin hijos y... huérfana. Especializada en solucionar los problemas de los demás, e incapaz de resolver los propios, con buen criterio para elegir amigos y muy malo para los amantes, está empeñada en cambiar un mundo en el que no han dejado de mandar los de siempre. Con ironía, ternura y un punto de desgarro, Mica hace autocrítica del pasado para evitar antiguos errores y poder estrenar alguno nuevo. En primera línea de revista, su ex, sus mejores amigos, sus hermanos, sus jefes y una colección de amantes propios e hijos ajenos. Y así, palabra a palabra, va dejándose la piel y enseñando sus ilusiones, sus deseos, sus contradicciones y su única certeza: que no va a rendirse. La piel de Mica es la incisiva, honesta, divertida, emocionante y valiente disección de una mujer. Una mujer que, como todas, es un poco especial, que, como muchas, es inconformista, y que, como bastantes, es más frágil de lo que parece y más fuerte de lo que cree, sólo que ahora, en medio de la tormenta, no puede permitirse ni un gramo de debilidad: tiene que evitar rendirse para cambiar el mundo, para cambiar su mundo. Tiene, además, que atreverse a ser feliz.