Si en la poesía de Sánchez Rosillo se ha dado siempre la alternancia de elegía y celebración, con predominio claro de la primera en varios de sus títulos, en La certeza la balanza se inclina decididamente hacia el lado de la alegría y de la gozosa meditación. No faltan en el libro algunos hondos poemas elegíacos, pero un tono no menos profundo, esperanzado e incluso trascendente va abriéndose camino a través de las páginas de este volumen hasta imponerse por completo en muchas de sus composiciones y culminar en el poema que sirve de cierre y da título al conjunto.