Mediado el septimo milenio a. de C. las islas de la peninsula de Alaska estaban habitadas por los antepasados de los aleutianos, grupos casi aislados que libraban un lucha sin cuartel para sobrevivir en uno de los entornos más hostiles imaginables. En condiciones de vida tan extremas no resulta sorprendente que un bebé diferente fuerqa considerado una maldición y abandonado a su suerte...