Se trata de un ensayo en el que el autor se adentra en los misterios de la fe y nos coloca frente a lo que debe ser el testimonio y compromiso del cristiano maduro del siglo XXI. Gutiérrez-Sanz arranca del convencimiento de que sólo a la luz del misterio de Dios, pueden ser esclarecidos los misterios del hombre. Los más profundos interrogantes, inquietudes, aspiraciones que brotan del corazón humano encuentran respuesta en la persona de Jesucristo, en quien divinidad y humanidad convergen. Del Apóstol Pablo son estas palabras: “En Él vivimos, nos movemos y existimos”. Es en Cristo en quien podemos encontrar el modelo perfecto para nuestras vidas. Después de haberlo conocido no deja indiferente a nadie y todos le reclaman como banderín de enganche para su causa. Quien medita su vida y su mensaje acaba necesariamente apasionándose de Él. Cristo aparece como el tesoro que los cristianos podemos ofrecer a un mundo que anda necesitado de esperanzas humanas y sobrenaturales. Como puede verse en el índice, del misterio de Dios revelado en Cristo se pasa a la esencialidad de un cristianismo de gracia que en sintonía con la naturaleza está llamado a ser vivido con la libertad de los hijos de Dios “en medio del mundo sin ser del mundo” conscientes del compromiso y la lealtad del apóstol dispuesto a dar testimonio vivo de la fe que profesa.