Año 572. Después de sus exitosas campañas contra los bizantinos en el sur, el rey visigodo Leovigildo pretende unir bajo sus leyes toda Hispania y, para ello, deberá marchar con sus huestes hacia el norte. Allí se asientan el reino germánico de los suevos, las temibles tribus vasconas y, entre ambos, el estado embrionario de los cántabros, que se mantiene independiente gracias a la inexpugnable ciudad de Amaya. Tomás, un monje cántabro que en otro tiempo fue guerrero, tendrá que enfrentarse a su pasado y a su hermano mayor, Necón, que será el encargado de defender Amaya, y con ella Cantabria, del rodillo visigodo.