El presente ensayo reflexiona acerca de la muerte entendida no como algo lúgubre sino como rasgo definitorio y necesario de la condición humana. A partir de ahí se consideran determinadas concepciones del cuerpo y de la salud y la enfermedad, a las que el autor se aproxima sobre todo a partir de la experiencia de la finitud ofrecida por pensadores como Sócrates o Platón, Hegel o Heidegger, y sus lectores modernos: Foucault, Lévinas o Derrida.