El libro no deja de ser la propuesta de una serie de ejercicios de pensamiento que propician la acción. El salto del ángel se ofrece como aliento y compañía, como aliciente y como acicate, pero no para adoctrinar, antes al contrario para que cada quien incida en la elaboración ajustada que hace de su propia trayectoria. Porque todos lo necesitamos, nos necesitamos, para crecer juntos, para no dejar de recrearnos y de nacer». Ángel Gabilondo Siguiendo la poética de sus obras anteriores y con especial cuidado en la sensibilidad, la sensualidad y el afecto de los conceptos, Ángel Gabilondo nos invita a dar el salto y a cultivar la cultura —que es educación—, nos llama a la acción de la lectura, del ejercicio, del pensamiento y crea un espacio de comunicación libre.