Cuando está acabando de preparar una importante exposición, Peter Wihl, un pintor a punto de cumplir los cincuenta años, descubre que ha contraído una extraña enfermedad que le hace perder la vista. Alarmado, acude a un amigo de infancia que le opera en Letonia. La operación es un éxito, pero Peter descubre que su antiguo compañero, un médico sin escrúpulos, le ha trasplantado los ojos de una niña que ha perdido la vida por su culpa. El pintor tiene un enorme peso sobre la conciencia, un sentimiento que se ve agravado cuando su mujer, su hija y su mejor amigo, que no le perdonan lo que ha hecho, lo abandonan. Desesperado por las terribles consecuencias que ha tenido que pagar para recobrar la vista, Peter Wihl tiene la sensación de haber vendido su alma al diablo.