Sheridan Kohl y Jason Wyatt, dos adolescentes, estaban en un coche aparcado junto al lago de Whiterock cuando les disparó un desconocido cubierto con un pasamontañas. Sheridan logró sobrevivir, pero Jason murió, y su asesino nunca fue descubierto. Aunque la familia de Sheridan se trasladó poco después, ella seguía obsesionada. Doce años después, Sheridan regresó a Whiterock impulsada por el hallazgo de una nueva pista. Pero fue agredida por segunda vez, y sólo consiguió sobrevivir gracias a la intervención de Cain Granger, el hermanastro de Jason... el hombre a quien no había podido olvidar y la última persona a la que deseaba ver. De no ser porque ella había querido darle celos a Cain, Jason no habría estado en aquel coche. Cain sabía que seguramente a su hermano no lo mató un desconocido. Sin embargo, no era fácil descubrir la identidad de un asesino que parecía adelantarse a todos sus movimientos.