Bergson nos presenta un inmenso cuadro que se (des)pinta. Los objetos que creíamos conocer se disuelven, las palabras se funden entre sí y todo lo que parecía tener una forma la pierde. Como si la vida hubiera sido sometida e impulsada por un coeficiente de velocidad distinto al acostumbrado, un cambio de ritmo demoledor, que invade todos los seres y les restituye un movimiento que les viene de algún lado, no se sabe de dónde. Bergson (Premio Nobel de Literatura en 1927) nos invita a jugar (coquetear con los dualismos). Disociar los mixtos mal planteados y sus malas conexiones para hallar las verdaderas articulaciones interiores-inmanentes de lo real. Percepción y memoria, materia y espíritu, cuerpo y alma. Hacer vibrar los términos para poder ver sus diferencias-conexiones (grado y naturaleza). Este es el método de disección empleado en Materia y memoria.