A finales de enero de 1943, tras el desastre del Sexto Ejército alemán en Stalingrado, parecía que el curso de la guerra en el Este se había tornado ya definitivo a favor de los soviéticos. Grandes extensiones de terreno del teatro sur del frente carecían prácticamente de tropas alemanas, mientras los soviéticos no dejaban de empujar hacia el oeste con una gran superioridad numérica. Sin embargo, unas semanas más tarde, el mando alemán consiguió estabilizar por completo la situación y frenar el peligro de colapso para los grupos de ejércitos germanos desplegados en el ala sur del frente oriental.