Conocemos a Lucrecia Borgia, desde muy jovencilla, tal como un día debió ser, una niña alegre e infantil, hasta que un día la casan y empieza a convertirse en víctima, en una pieza del juego del poder en manos de su hermano, César Borgia. Estamos en un mundo muy influenciado por la filosofía de Nicolás Maquiavelo, presidida por la idea de “El fin justifica los medios”, que César Borgia aplica al pie de la letra, y es más, incluso Maquiavelo se inspiró en él para escribir su obra máxima, “El Príncipe”. La novela está narrada en primera persona, primero por Lucrecia Borgia, en una especie de confesión ante su futuro prometido, Alfonso de Aragón, y luego por César Borgia. La figura de Lucrecia Borgia se ve ensalzada, salvándola de la fama quizás injusta que crearon alrededor de ella, y cuyo verdadero artífice fue César. Es una novela verdaderamente deliciosa, aunque en algunas partes un poco ingenua, y en otras falta algún dato histórico que considero importante. Por eso, no hay que creerla al pie de la letra, pero si no perder de vista la opinión de que Lucrecia fue sólo un peón de César e intentar corroborar los hechos de la novela con datos históricos verídicos. Y a parte de todo esto, es una novel
hace 4 años