Muy bien documentado
hace 2 semanasEntre 1975 y 1983 fueron asesinadas más de 600 personas. ¿Por qué se describe la transición como un proceso pacífico? ¿Por qué se quiere ocultar lo que pasó? No dejemos que el olvido de las víctimas sea su segunda muerte. La llamada «Transición» no fue un proceso pacífico como se cree. Al contrario, fue un momento histórico de violencia extrema, cargado de muerte, como esta investigación demuestra con datos irrefutables. En La transición sangrienta, Sánchez Soler pone de manifiesto la política desarrollada en España desde los aparatos del estado en prisiones, comisarías y cuartelillos; la opresión generalizada, las conexiones de la guerra sucia y la dialéctica criminal emprendida por ETA, GRAPO y otros grupos. Terrorismo, represión y guerra sucia son los tres ejes coercitivos de la transición española, un período que propició el regreso a una legislación propia de la posguerra, con leyes penales especiales, mientras se implantaba una estrategia represiva y sistemática para controlar la calle. El resultado: más de seiscientos muertos. El silencio de la «Transición» oficial sobre esta cuestión supone, en la práctica, la continuación de la política de olvido aplicada a las víctimas de la guerra civil y la represión franquista. Este exhaustivo trabajo de investigación recorre ocho años de la historia reciente de España. Años en los que muertos y heridos se contaron por miles. Son la sangre real de la transición, su auténtico y elevado precio. Y es justo recordar que las víctimas de la violencia política mueren siempre dos veces: con su asesinato y con el olvido.
Muy bien documentado
hace 2 semanas