Este poema circular es a la vez un manifiesto y un memorial. También es una letanía inscrita en un rosario o molinillo de plegarias. Una letanía es un conjuro. Un gesto de la palabra. Quienes la repiten concentran en ella su voluntad, su energía. Los nombres de las especies en extinción irrumpen en la plegaria sin interrumpirla, como espíritus que viniesen a pedirnos ayuda. Al pronunciarlos, sus nombres van inscribiéndose en el tiempo; la lista que resulta de ello es la que figuraría en un monumento para la memoria, la de todos los que estamos y los que vendrán. La tierra prometida es una estela poética. Así comienza el prólogo de La tierra prometida, donde Chantal Maillard convoca contra la desaparición de las especies animales y a lo que esa extinción nos aboca: una tierra yerma y vacía. La plegaria, o poema circular, es un texto breve, sin significado preciso, que se repite una y otra vez. Se extiende por un espacio sin fin, donde pueden verse, aquí y allá, animales sin identificar. Según el libro avanza, repitiendo la plegaria, estos animales felices y vivos van alternando con huellas y restos ... que hacia el final son los únicos presentes, ilustración del futuro que nos amenaza.