La tradición estética occidental apenas ha sabido dar respuestas a la cuestión del placer estético. La estética india, acostumbrada, en su larga tradición psicológica y espiritual, a sumergirse en las profundidades de los distintos grados de conciencia, aporta una prespectiva imprescindible tanto para quienes indaguen el sentido de la representación como para la cultura occidental en general.