«Two dollars the boys, three dollars the girls!» es el espeluznante grito de las madres que venden a sus propios hijos en las calles a los soldados. Nápoles, al final de la segunda guerra mundial, tras el desembarco de las tropas norteamericanas, es el escenario de la más célebre novela de Curzio Malaparte. Un Malaparte visionario que, en las páginas de La piel describe lo que ve, pero a la vez la realidad que se oculta bajo las apariencias, una realidad compleja, histórica, que aflora y se desborda en escenas dignas de Brueghel. Una cena servida por un general americano, en la que se degusta un guiso de sirena, pescado y carne de mujer, pelucas vaginales rubias fabricadas por las napolitanas para complacer a los soldados negros a los que no les gustan las putas morenas... Y al fondo, el Vesubio, la bahía de Nápoles, la Historia y la guerra. Y unos americanos amables y generosos a los que los italianos les parecen repugnantes, cobardes por haber apoyado a Mussolini. Y tras los pasos de esas tropas de liberación en una Italia hambrienta, La piel conduce al lector de Nápoles a Roma y Florencia en un alucinante decorado de Apocalipsis. Piedad, grandeza, vergüenza, abyección, ternura, orgullo o menosprecio afloran en las páginas de un libro magistral que presentamos, como en su momento Kaputt, en una nueva traducción a partir de la versión definitiva del autor.