Solo puede hacerlo quien ha construido un nombre, esa voz cuya expresión se manifiesta dueña de una conciencia, ya no colectiva sino individual, la que se sabe hija, madre, mujer, descendiente de y a la vez responsable de modificar costumbres y cuestionamientos poético-filosóficos. Incendio mineral es una reflexión sobre el tiempo y del fundirse la poeta en él para abrazar lo individual y lo universal, lo cotidiano que es sustancia entre pasado y presente. Sus poemas nos clavan la daga en donde más duele: ¿qué hemos hecho por la dignidad del ser humano, la de los otros, la nuestra, con nuestro nombre que lleva inscrita la propia identidad?: «¿Y si eres nadie?». «¿Y si nadie somos todos?».