Confieso que en las primeras páginas de ‘Esto no se dice’ anduve a punto de abandonar el libro de Alejandro Palomas, el primero que leo del autor nacido en Barcelona. El desdoblamiento de género, eso que llaman ‘lenguaje inclusivo’, me repatea, entorpece la narrativa, la vuelve cansina, reiterativa, nada natural. Este invento, salvo para identificar a la clase política, aporta poco a los valores de respeto, tolerancia e igualdad. A Alejandro Palomas cae en la tentación del ‘niños y niñas’, ‘lectores y lectoras’, ‘abuelos y abuelas’… Tengo un amigo concejal que en el discurso público es una locomotora con su reiterado desdoblamiento, pero luego en su expresión diaria cambia por completo. Cuando va al cine no se le ocurre decir «voy al cine con mis hijos y con mis hijas», dice solo «voy al cine con mis hijos» y todos entendemos que la película la va a ver todos. Si hubiera abandonado ‘Esto no se dice’ habría cometido la estupidez del siglo, un delito. La novela de Alejandro Palomas es de una belleza incalculable. Alejada de los tópicos del mundo, pero cercana al terreno íntimo y familiar, se trata de una obra conmovedora, sincera, valiente, mágica, de una sinceridad implacable, con valores literarios de dimensión desconocida en los tiempos que corren. Palomas juega con los tiempos y con los sentimientos de forma tan pasional que el lector se ve envuelto en un testimonio estremecedor que va de la conmoción a la emoción sin tregua para la pausa. Su libro se lee del tirón y no es que sea recomendable, es imprescindible. Cuando lo acabas necesitas un tiempo para volver a tu mundo porque el de Alejandro Palomas te deja atrapado por completo. Obra maestra, autor fuera de serie, a partir de ahora a por su trilogía ‘Una madre’, ‘Un perro’ y ‘Un amor’.
hace 1 año