Oriente Próximo, año 1250. A solicitud de los cristianos de Occidente, los mongoles ponen en marcha un ejército gigantesco, auténtica amenaza mortal para el islam. Ya han destruido Bagdad, y Alepo no se ha librado del ejército mongol, que se dirige ahora mismo hacia Damasco. El proceder inhumano de esas hordas de jinetes orientales preocupa a los cristianos y al gobierno que los cruzados han establecido en Siria. Cuando los llamaron, nadie esperaba ni deseaba ver tanto poder y crueldad. Los mamelucos de El Cairo no están dispuestos a perdonarles la vida. Sólo un grupo de personas tiene las ideas claras: una hermandad secreta que se ha propuesto el establecimiento de la paz entre Oriente y Occidente, entre cristianismo e islam.