Tras tres años infernales junto a Ben y un hijo en común Mel siente la valentía de acabar con la relación tóxica en la que se ha convertido su vida. La idea huir a Montana, comprar una pequeña cabaña en Yellowstone para rehabilitar y convertirla en una casa rural en la que vivir junto a su hijo, servir desayunos caseros, disfrutar de las flores, las sábanas colgadas en el jardín, las tardes de té y lectura entre montañas nevadas le agita el corazón. Lo que Mel no se imagina es la gran aventura que le espera por vivir, lo difícil que es salir de una relación tóxica donde el maltrato está a la orden del día. Lo difícil que es emprender sola y más con un hijo. Lo increíble de volver a enamorarse y sanar las heridas del pasado. A Mel le espera el invierno más cálido de su vida en su nuevo destino, Montana.