El cirujano de almas, de Luis Zueco, comienza en 1796 con la llegada de Bruno Urdaneta, un niño de doce años, a la ciudad de Barcelona para trabajar como aprendiz de su tío Alonso, un cirujano veterano, que pronto se dará cuenta de que su discípulo posee un don muy especial.
Un viejo secreto familiar llevará a Bruno de Barcelona a Madrid para estudiar en el Colegio de Cirugía de San Carlos. Entre sus muros, Bruno tendrá la oportunidad de aprender sobre el cuerpo humano y perfeccionar su talento innato para la medicina.
Bruno, a petición de su madrina, Josefa de Amar y Borbón, se especializará en los partos. La intención de la noble, presidenta de la Real Inclusa, es reducir el alto número de fallecimientos de madres e hijos durante los partos.
A través de Bruno conocemos el enfrentamiento entre médicos y cirujanos. Los primeros, endiosados, atendían principalmente a gente adinerada. Dictaminaban tratamiento y eran los cirujanos los que realmente curaban a los pacientes.
La mala fama de los cirujanos era lo que pretendía cambiar el colegio San Carlos. Querían gente formada, con amplios conocimientos de anatomía que dejarán atrás las supersticiones y los remedios de curanderos y trataran adecuadamente las enfermedades para conseguir que cada vez más pacientes sobrevivieran a las intervenciones.
La novela se desarrolla a principios del siglo XIX. Los ideales ilustrados pretendían cambiar el mundo mejorando la educación y defendiendo la libertad del pueblo, sometido desde hacía siglos a la tiranía de reyes y clérigos.
Esos ideales alcanzaron su súmmum en la Revolución Francesa, pero el endiosamiento de Napoleón Bonaparte y su auto coronación como emperador de Francia pusieron en jaque los tímidos avances que se habían producido en las diferentes monarquías europeas. Especialmente en España donde Carlos IV acabó con las libertades concedidas por su padre, Carlos III, e impuso de nuevo el absolutismo.
La ambientación histórica no solo se centra en los temas ya mencionados, sino también en la lucha por los derechos de las mujeres, representada en la figura de Doña Josefa de Amar y Borbón, uno de mis personajes favoritos de la novela.
También en un hecho histórico no excesivamente conocido: el expolio que las tropas francesas e ingleses llevaron a cabo durante la guerra. A día hoy son cientos de obras de pintores tan renombrados como Velázquez, Murillo y Goya los que pueden encontrarte en museos franceses, ingleses y colecciones privadas.
Una gran novela en la que también hay un toque de misterio y una bonita historia de amor, protagonizada por un joven valiente y curioso con ganas de descubrir la manera de salvar a sus pacientes causándoles el menos dolor posible. (Ana García, 21 de octubre de 2021)