Los textos reunidos en el presente volumen corresponden a la primera mitad de la década del 20, los años iniciales del Edwards Bello cronista. Un estilo ágil, una mente asociativa, una cultura ecléctica y una ácida vocación crítica se confabulan en el espíritu de sus crónicas periodísticas, género en el cual se destacó como un maestro sin comparación en el medio local. Si, como a Montaigne, nada le fue ajeno, puede decirse que nada de lo chileno lo dejó indiferente, al punto de convertirse –según Gabriela Mistral– en “el hijo más reprendedor que le salió a nuestro Chile”.