En mi ingenuidad durante mucho tiempo creí que al finalizar la Segunda Guerra Mundial con la derrota de los malvados nazis en Europa a partir de entonces todo fue color de rosa y la paz y la justicia imperó en el viejo continente...Libros como este nos enseñan que desgraciadamente eso fue lo más alejado de la realidad. Al gran sufrimiento de los alemanes que se encontraban fuera de sus fronteras y en territorios que pasarían a otros países como la Prusia Oriental, con traslados forzosos de pueblos enteros que tenían que abandonar absolutamente todo para ir a un destino incierto, se unen terribles campos de concentración y asesinatos masivos. Pero no solo los perdedores de la guerra fueron víctimas en los años posteriores al fin de la guerra ya que hasta los mismo judíos con todo lo que habían sufrido siguieron siendo perseguidos sobre todo en países como Polonia y Ucrania de gran tradición antisemita con linchamientos a manos del populacho propios de la más oscura Edad Media. A todo esto, hay que sumar las limpiezas étnicas en países como los mencionados donde los polacos expulsaban y asesinaban a los ucranianos que vivían en su territorio y los ucranianos hacían otro tanto con los polacos de sus territorios. La lista de países europeos que sufrieron de una u otra forma al finalizar la guerra es muy larga, pero está claro que en los de la Europa del Este que quedaron bajo el dominio soviético se sufrió más y se cometieron más barbaridades. Un libro interesante y a la vez deprimente que es completamente necesario para entender que la maldad humana no es patrimonio de una esvástica, sino que desgraciadamente forma parte del ser humano en muy distintas formas y condiciones.
hace 1 mes