De repente, Alexandr Solzhenitsyn, Premio Nobel de Literatura, que siempre se ha distinguido por sus larguísimos libros, publica en 1990 este brevísimo panfleto que nos sitúa con implacable lucidez en el centro mismo del drama de la Rusia de hoy, en la urgencia de desmantelar esa demente concentración de poder y control del Estado en un país que debe reencontrar su historia, congelada durante setenta años y restituida ahora intacta, con los mismos conflictos de antaño, pero desmemoriada, ignorante de sí misma. Sugiere, «en la medida de sus fuerzas» algunas acciones inmediatas y señala los peligros que corren los rusos, quienes, en lugar de salir liberados de los escombros del edificio de granito que se derrumba, pueden caer sofocados por ellos en su inexperta carrera hacia una sociedad de consumo llena de trampas insalvables.