A los sesenta y seis años, Ginés Toyos Amezaga decide abandonar Moscú para acabar sus días en España, consciente de que al partir lo pierde todo; si es que le queda algo. Desde que la policía vino a por él para que identificara a su amigo Lenin, Ginés vive atenazado por el miedo, esperando que en cualquier momento ocurra lo inevitable. Por eso ha comprado un billete, sólo de ida, para España. Un accidente cuando era niño le obligó a huir y lo embarcaron rumbo a la Unión Soviética para salvarlo del hambre y de la guerra. Nunca pidió salir de su país, así que nadie puede impedirle su regreso. Mientras Ginés deja que su angustia fluya por su libreta de hojas cuadriculadas, los vecinos del piso comunal en que vive buscan como él el modo de sobrevivir al caos de un país convulsionado por profundos cambios. Vera y Arkadi malviven esperando noticias del hijo que fue a luchar con los serbios; la abuela estanilista se aferra a los ideales que dieron sentido a su vida; la madre soltera consume su juventud fregando platos en un casino... Vidas de ilusión perdida, pero también de determinación por aquellos que entre las cenizas de sus sueños rotos hallan el tesón para seguir adelante.