«Leonard y Vanessa me aconsejan que no preste declaración porque podría dañar la fama del grupo Bloomsbury... Todo el mundo en Londres habla de eso, pero muchos de nuestros amigos intentan zafarse del juicio, por razones que puedes muy bien imaginar...» Así se expresaba Virginia Woolf en una carta a su sobrino, hablando del escándalo que llevaría a Radclyffe Hall a los tribunales, acusada de atentar contra las buenas costumbres. Corría el año 1928 y la novela objeto de tanto revuelo era El pozo de la soledad, que desde entonces se consideró obra capital de la literatura lésbica, pero Radclyffe ya tenía otras obras en su haber, y entre ellas destaca Casi un amor, la historia de Joan y Elisabeth, dos mujeres que intentan dar cuerpo al afecto que las une bajo la mirada falsamente amable de la señora Ogden, una matrona que conoce muy bien el arte de la dominación y ata a su hija Joan con el lazo de la dependencia, un arma que hiere hondo y mata despacio. Joan muere por dentro, y con ella muere el valor de aceptar una pasión que aún no ha aprendido a decir su nombre. Las magníficas páginas de Casi un amor son el testimonio de un mundo que ya no existe, y solo puede volver de la mano de una gran mujer, que aprendió a vivir y a escribir sin miedo. La opinión del editor: Leí El pozo de la soledad y me pareció que en esa novela el afán por transmitir un mensaje iba en detrimento de la narración, así que volví a las primeras obras de Radclyffe y descubrí esta joya gracias a la ayuda y buen hacer de Marta Pessarrodona.