Ricardo Sanz nos presenta una carta de besos tan variada y exquisita que resulta muy difícil decidir con cual quedarse. Un poemario romántico sin ser empalagoso, divertido pero no cómico y una síntesis sutil hilada con ironía muy fina. Lo he leído con placer y he descubierto en él un abanico fantástico de tentaciones. Muy lindo. Marisol Calvelo Storni
hace 6 años