Existen determinadas imágenes fundamentales que plasman nuestro conocimiento de la vida y del Universo. Algunas, como las primeras imágenes microscópicas del mundo natural obtenidas por Robert Hooke o las imágenes captadas por Telescopio Espacial Hubble, han sido posibles gracias a nuestro nuevo potencial técnico. Otras, como el primer gráfico, son de una sencillez impresionante, aunque perennemente útiles. Muchas de las imágenes han hecho añicos nuestras preconcepciones sobre los límites y la naturaleza de la existencia: las primeras y asombrosas fotografías de la Tierra tomadas desde el espacio exterior favorecieron una toma de conciencia medioambiental que no ha parado de crecer desde entonces; la nube en forma de seta producida en las explosiones nucleares pasó a convertirse en el símbolo principal de la muerte y la destrucción; el platillo volante vino a representar la posibilidad de la existencia de vida extraterrestre, mientras que la proyección cilíndrica de la Tierra realizada por Mercator cimentó toda una visión del mundo.