En un volumen que apenas rebasa el centenar de páginas, Wassermann consigue esa introspección, profundidad y altura que caracteriza a las mejores y más clásicas novelas de los dos siglos pasados. Solo por la tremenda condensación de calidad que presenta Golowin se justifica su presencia en una colección que tiene el llamativo título de los ineludibles. Esta es la historia de la huida desde Tula a través de los Cárpatos al mar de Maria von Krüdener, parte de la aristocracia rusa, cuando estalla la sangrienta revolución que derrocó al zar. Es la historia de aquellos que sufrieron un vuelco completo de su suerte, de la frivolidad de las fiestas de los opulentos, de la miseria del nuevo desheredado. Es, sobre todo, la historia de María, que huye con sus hijos y varios sirvientes, y tiene que mantener su dignidad, su honor y su libertad mientras busca reunirse con su marido. Toda una serie de valores humanos —pues Wassermann, en última instancia, realiza una disección del espíritu— que tienen su máxima expresión en el encuentro entre María y Golowin, un marinero de la revolución a cuya merced queda la expedición de huida. Lo mejor de Wassermann es que es un narrador consumado. Aunque sus obras poseen la profundidad y calidad de los mejores, su talento como narrador trae consigo la ligereza de los best-sellers, sin necesidad de los arabescos, florituras y regodeos de algunos escritores literariamente serios. Él lo es, pero no necesita virguerías. (Carlos Cruz, 10 de agosto de 2015)
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