Volví a ser niña con esta lectura, y lamenté que en mi infancia no me hubieran regalado un libro así. Habría tomado cariño a la poesía a edad temprana, y habría resuelto inquietudes y conceptos que cuesta explicar a una criatura y de los que nadie me habló. Sin pensar en que el libro esté escrito para niños, ya es de por sí un canto a la vida que merece ser leído también por adultos. Los dibujos, además, son una delicia, tan dulces como el texto que los acompaña. Es un libro altamente recomendable para leer, releer tras un tiempo, y regalar. O, simplemente, pasarlo a todos los niños de la familia, como he hecho yo. Ojalá la autora se animara a escribir más.
hace 6 años